Ana María Hermosilla, decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata, evalúa el rol del psicólogo desde la deontología

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Han pasado 44 años desde que se realizó el Primer Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología en Argentina, fecha que fue seleccionada desde entonces para celebrar el Día Nacional del Psicólogo.

Esta profesión, destinada a la promoción, protección y restablecimiento de la salud mental, tiene una amplia expansión en Argentina, país que es considerado como el que alberga el mayor número de psicólogos per cápita del mundo. Según registros difundidos en 2016, puede hablarse de la existencia de un promedio de 198 psicólogos por cada 100 mil habitantes en el país.

La psicóloga Ana María Hermosilla, decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata, e investigadora y docente de Deontología Psicológica, asegura que hoy la profesión se encuentra atravesando un momento de interés, donde el rol del gremio resulta fundamental para conceptualizar y ayudar a crear escenarios satisfactorios con temáticas contemporáneas de derechos humanos que están en la palestra, como la igualdad de género. Para esto, detalla, es clave profundizar en la formación y capacitación de los nuevos profesionales desde una perspectiva ética y deontológica.

Hermosilla acaba de presentar el libro Estudios de la deontología de la psicología y moralidad, editado por Eudem, del que es autora junto con Orlando Calo y Hugo Martínez Álvarez. Además, participó como disertante en el Congreso Iberoamericano de Filosofía, con su ponencia “La actualidad del Ejercicio Profesional en Argentina: cuestiones  éticas, deontológicas y legales”.

Psicología, ética y contexto

Invitada a ofrecer un panorama sobre la actualidad de la psicología en términos deontológicos, Hermosilla asegura que el balance es positivo. “En lo estrictamente institucional, está bien, porque hay leyes de ejercicio profesional en todos los distritos del país; luego hay casos emblemáticos como el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde dependemos de instituciones de segundo grado, como la Federación de Psicólogos de la República Argentina (Fepra), y desde ese lugar, con el sistema académico compuesto por las universidades tanto públicas como privadas que atienden a la formación de psicólogo en articulación con la Federación, se da un marco de contención para poder pensar las problemáticas actuales”.

Pero, ¿cuáles son las principales problemáticas a las que debe atender al gremio actualmente? el contexto nacional y el auge de terapias alternativas figuran en sus respuestas.

En lo referido a los efectos que tiene en el gremio la actualidad económica en el país, Hermosilla responde: “la posibilidad de vivir de la psicología cada vez se complejiza más, y eso representa un desafío para los futuro egresados, porque el campo de la clínica siempre es el que más se resiente con las crisis. El desafío para la academia en este caso es diversificar la posibilidad de incursión de los psicólogos y, desde mi área, eso puede ir de la mano con la ampliación de derechos que se ha dado en los últimos años. Recientemente, por ejemplo, tuve una reunión con la Fiscalía General de la ciudad, donde empezamos a conversar un proyecto para el acompañamiento de las víctimas de trata y abuso sexual; eso podría convertirse en una temática”.

A su juicio, entre los retos actuales del gremio en términos laborales figura también la necesidad de enfrentar las prácticas derivadas y alternativas en auge, que compiten con el accionar del psicólogo. “Las terapias alternativas siempre fueron una salida mágica frente a la problemática existencial desde los inicios de la historia de la humana. Pero como psicólogos que entendemos a la disciplina como una profesión basada en datos empíricos, vemos que eso se tiene que combatir, y se combate con formación y capacitación, informado por qué el psicólogo no debería utilizar métodos o técnicas que no estén avalados por la comunidad científica propia, esa es nuestra línea”.

Psicología e Igualdad

De acuerdo con Hermosilla, los movimientos sociales y nuevas leyes y proyectos relacionados con Derechos Humanos e igualdad representan también elementos de contexto que permean la formación y el ejercicio del psicólogo y que, por tanto, requieren de una actualización consciente desde la academia. “Las leyes de enfoque de derechos, como puede ser el matrimonio igualitario y, en general, la no discriminación, impactan en la psicología e implica que la formación del profesional debe ser repensada”.

Hermosilla formó parte de la revisión de 2013 del Código de Ética Nacional y asegura que, en ese momento, la perspectiva de género ya empezó a ser incluida: “tímidamente, nos metimos con la cuestión de género, básicamente remarcando el lenguaje inclusivo“.

“Ahora estamos trabajando y profundizando las distintas conceptualizaciones. Es cierto que las leyes en general suceden luego de los enfoques socioculturales, y que de hecho esas leyes han provocado ya la reformulación de Código Civil de la Nación de 1871, que era un código fundamentalmente patriarcal; pero ahora los psicólogos tenemos el reto de acompañar y conceptualizar los movimientos contemporáneos de Derechos Humanos“, continúa.

Para esto, declara: “venimos bregando (quienes representamos a las cátedras de ética y deontología en universidades) para que la enseñanza de derechos humanos y deontología no quede reservada a una materia en las Facultades. Es necesaria la transversatilidad de las temáticas de Derechos Humanos en la formación del psicólogo: cuestiones éticas y psicológica y perspectivas de género que respondan a los cambios culturales deben ir acompañados por formación”, concluye.