Con el objetivo de encontrar indicadores de riesgos para la incidencia de ataques cardíacos en la población femenina durante la menopausia, un equipo del Centro de Investigaciones Cardiovasculares “Dr. Horacio E. Cingolani” llevó a cabo un estudio que reveló que la disminución de estrógenos y la disfunción de los receptores de las células estarían relacionados con el riesgo cardiovascular.

La investigación fue premiada en la categoría Investigación Básica del pasado XXV Congreso Argentino de Hipertensión Arterial y abrió las puertas hacia una posible compresión y prevención de riesgos cardíacos en mujeres de edad avanzada.

Verónica De Giusti, investigadora adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet) en el CIC, fue una de las autoras del estudio y ofreció detalles a través de un comunicado de la institución científica, donde declaró: “se sabe que casi toda su vida las mujeres están resguardadas del riesgo de sufrir daños en las arterias que pueden derivar en accidentes cerebrovasculares (ACV) e infartos pero, como es una condición que está asociada a la producción de estrógenos, cuando estos disminuyen durante la menopausia, también cae la protección“.

De acuerdo con De Giusti, el estudio también reveló un factor que ocasionó que la investigación tomara, progresivamente, mayores dimensiones: “se suponía que las terapias de reemplazo hormonal, que surgieron para aliviar muchos síntomas típicos de esta etapa como sudoración nocturna o calores súbitos, también tendrían ese efecto protector del que hablamos (…) Sin embargo, diferentes estudios científicos demostraron que ese riesgo cardiovascular no sólo no desaparecía sino que aumentaba, especialmente en lo que respecta a la probabilidad de sufrir un ACV, a pesar de la presencia de hormonas”.

Ante esa realidad, el equipo tuvo la noción de que una pieza estaba faltando en su tablero, y decidieron hallarla. Fue así como centraron su mirada en los mecanismos intracelulares, especialmente en el papel del receptor de estrógenos llamado GPER, que se encuentra en la membrana de las células, con la idea de que, si la expresión del receptor no funcionaba correctamente, el estrógeno no sería asimilado.

Comprobarlo requirió de la medición del funcionamiento del cotransportador sodio/ bicarbonato y del intercambiador sodio/protón, proteínas que regulan la entrada y salida de partículas a las células. Se encontró que, como la unión de estas proteínas aumenta la producción de sodio, por lo que la célula lo nivela generando calcio, lo que está vinculado a algunas patologías cardiovasculares.

Los investigadores se mostraron optimistas con este hallazgo y con la posibilidad de que el conocimiento de este sistema permita aproximarse a la administración de un tratamiento más completo para las mujeres en menopausia, que no se limite únicamente al refuerzo hormonal.

“A partir de estas observaciones, y pensando en una posible alternativa, recurrimos a la acción de un agonista –una sustancia que se une al receptor y provoca una determinada acción en la célula– llamado G1: quizás pueda aumentar la expresión del receptor GPR para que los estrógenos se dirijan a él y de ese modo volver a conseguir sus efecto beneficiosos”, dice el comunicado del Conicet.

La Organización Mundial de la Salud publicó en 2012 estadísticas sobre la cantidad de personas que fallecieron ese año a causa de una enfermedad cardiovascular: 17.5 millones, asegurando que la tasa es similar entre mujeres y hombres a nivel global.

Desde la Fundación Cardiológica Argentina aseguran que 1 de cada 10 mujeres del país morirá por los efectos de una enfermedad cardiovascular.

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