Los pacientes que ingresan a un centro hospitalario necesitan sentirse respetados y valorados en todas sus dimensiones. Piden por cuidados humanizados que les permitan sobrellevar las dificultades que desencadena la enfermedad. Pero suelen ser recibidos por instituciones que generalmente restringen la atención a cuestiones técnicas y biológicas. Y eso parece no alcanzar.

“Me sentí cuidado, pero a veces parecía impersonal, me examinaron, pero me pareció que estaban más interesados ​​en lo que les decían las máquinas”, comenta un paciente que pasó por una unidad de cuidados críticos (UCC). Otra paciente, en cambio, asegura que una enfermera apretándole la mano, transmitiéndole confianza y bienestar, es el recuerdo más grato que se lleva de su internación.

Susana Reyes Torres es investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (México). Trata de encontrarle explicación a la demanda de los pacientes y a la deshumanización que se observa en los cuidados de enfermería. En una reciente revisión, publicada en la revista Educación y Salud, comenta que la práctica rutinaria, los adelantos tecnológicos y los modos de gestión sanitaria podrían estar detrás del fenómeno. “Son factores que pueden acrecentar la distancia entre el personal de enfermería y el paciente”, comenta . Y agrega que “además crean un ambiente de incertidumbre e inseguridad”.

La comunicación resulta central en los cuidados humanizados

Algunas investigaciones cualitativas han establecido que los pacientes tienen más chances de percibir un trato humanizado cuando conectan con los profesionales que los cuidan. Allí se deja en claro que incluso en ámbitos estresantes -como por ejemplo, la UCC- bastan pequeños gestos. El contacto visual, una cara sonriente o un apretón de manos son suficientes.

“La literatura señala que la comunicación actúa como una herramienta mediadora para llevar a cabo los cuidados humanizados”, comenta Reyes Torres. Y agrega que una buena comunicación “garantiza la eficacia en la prestación de servicios de salud y a través de ella el profesional de enfermería establece una relación interpersonal”

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha tomado nota de estos hallazgos. Promueve políticas de formación integral para el desarrollo de los profesionales de la salud. También declara que “la humanización es un proceso de comunicación y apoyo mutuo entre las personas, encausada hacia la transformación y comprensión del espíritu esencial de la vida”.

La necesidad de un abordaje holístico

Está probado que un abordaje holístico, que tiene respeto por la dignidad y singularidad de las personas, desencadena beneficios. Jean Watson, enfermera y referente en la temática, sugiere que el cuidado en enfermería debe tener una dimensión profunda, con acciones intersubjetivas y transpersonales. Tiene además que basarse en valores humanos que permitan al paciente dar un nuevo significado a la enfermedad. Para Watson, los cuidados humanizados requieren, en definitiva, de un fuerte compromiso moral.

Según Reyes Torres, cumplir con indicadores de trato digno en la práctica diaria resulta central para los profesionales de enfermería. También, la profesional ve importante la educación continua y el desarrollo de habilidades comunicativas en los profesionales.

“La humanización debe estar presente en cada intervención de enfermería”, reclama Reyes Torres. Y asegura que, de no ser así, el personal de enfermería corre el riesgo de dejar de ver al paciente como un ser integral. “Pasan a ser vistos como un componente más del mobiliario, sin sentimiento alguno”, se lamenta.