El reto es buscar drogas que sean selectivamente más tóxicas en células con BRCA negativa para el tratamiento eficaz del cáncer de mama
El reto es buscar drogas que sean selectivamente más tóxicas en células con BRCA negativa
María Gabriela Fernández B.
El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente en mujeres, con un registro de casos que en la región de las Américas arriba anualmente -en promedio- a 462 mil nuevos diagnósticos y casi 100 mil fallecimientos. Así se asegura en sus informes la Organización Panamericana de la Salud que prevé que, si la tendencia continúa, el número de mujeres diagnosticadas con cáncer de mama aumentará en 34% para 2030 en este territorio.
Cada 19 de octubre se celebra el Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, una fecha destinada a visibilizar esta patología, promover la detección temprana e instar al desarrollo de nuevos tratamientos que sean cada vez menos invasivos y que permitan reducir la morbilidad asociada con esa enfermedad.
En este contexto, investigadores argentinos han concluido la primera fase de un estudio en el que indagan en el potencial de compuestos derivados de plantas locales para combatir el cáncer de mama y de ovarios de manera selectiva, sin dañar las células y tejidos sanos de los pacientes.
La primera etapa de la investigación, de tipo exploratorio, ya ha servido para encontrar compuestos con potencial que ahora deberán ser comparados, y que a largo plazo podrían sentar las bases para la creación de un nuevo tratamiento.
La búsqueda, explican los autores, está centrada en químicos que puedan hacer la distinción entre células sanas y células cancerígenas para que, a diferencia de los tratamientos actuales, el nuevo fármaco que podría desarrollarse tenga toxicidad selectiva; es decir, destruya únicamente a las células vinculadas con la patología.
La investigación está siendo realizada por un equipo multidisciplinario con la coordinación del doctor Gastón Soria, jefe del Laboratorio de Letalidad Sintética del Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología, que depende de la Universidad Nacional de Córdoba y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Cecilia Carpinella, de la Universidad Católica de Córdoba, ha estado encargada del nodo de plantas, para obtener y purificar sus reacciones y tratar de llegar al principio activo; y Vanesa Gottifredi, investigadora del CONICET y jefa del Laboratorio de Ciclo Celular y Estabilidad Genómica en el Instituto Leloir se ha desempeñado con su equipo en la selección de candidatos potenciales a través de un modelo de mapeo empírico.
El proceso
En entrevista con Océano Medicina, Gottifredi detalla el planteamiento del estudio: “si no quieres atacar el tejido sano, necesitas una diferencia entre el cáncer y el tejido sano. Todos los cánceres tienen características propias, pero si no sabes cuál es se te van a mezclar. En el caso del cáncer de mama, trabajamos con los genes BRCA1 y BRCA2, porque el tejido normal es BRCA positivo y el cáncer es BRCA negativo y eso te da una ventana de trabajo que permita buscar drogas que sean selectivamente más tóxicas en células con BRCA negativa”.
El proyecto fue iniciado en 2015 con el apoyo del desaparecido Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCyT) y de la empresa farmacéutica británica GlaxoSmithKline (GSK).
Según la investigadora, la búsqueda ya ha permitido dar con compuestos prometedores cuyos nombres aún no puede compartir porque, de ser corroborada su acción, podrían ser patentados. “Te puedo decir que dentro de los porcentajes de efectividad que se esperan, que son siempre bajos, se obtuvieron blancos potenciales. El hecho de que te hable sobre porcentajes bajos en realidades algo muy bueno, porque está suponiendo que no estás obteniendo falsos positivos. Estos blancos a estudiar se obtuvieron de bibliotecas de productos naturales y también de algunas plantas autóctonas de la región”.
Para llegar a esos resultados, el Dr. Soria coordinó un mapeo fenotípico que fue totalmente empírico, para que el que se generaron “distintas líneas celulares que tenían o no esta proteína BRCA 1 ó 2, garantizando que el sistema fuera isogénico, es decir, que la única diferencia entre las dos líneas celulares fuera la falta de esa proteína. Entonces, las mezclamos con los mismos compuestos y, después de unos días, vimos si había una muerte diferencial”, agregó Gottifredi.
Gottifredi asegura que la plataforma que llevó a cabo el mapeo actúa con rapidez y puede hacer esa pregunta en el orden de las 90 muestras por hora, sin que se trate de una proyección ni predicción informática, sino de un experimento.
Foco local
Consultada sobre la decisión de utilizar plantas regionales, Gottifredi responde: “los ejemplos son varios, drogas como taxol o incluso la penincilina fueron, a la larga, obtenidas de un producto natural. Hoy por hoy son perfectibles bastante rápido: en el laboratorio, puedes mejorar ese producto químico para producirlo a más escala o identificar el blanco de ese producto y diseñar de vuelta algo específico que actúe para ese blanco, ya sabiendo que atacando lo mismo vas a tener una cura o mejora”.
“El que sean plantas locales -continúa Gottifredi- viene por al aprovechamiento de los productos y talentos disponibles. Además, si llegara a haber algo realmente interesante en una planta de la región, sería importante para Argentina”.
La siguiente fase de la investigación será ahondar en el estudio de los 20 compuestos más prometedores para seleccionar de allí al que tenga mejor potencial. Aunque la doctora asegura que “hablar de pacientes todavía es algo lejano”, sí insiste en que el éxito en un proyecto como este permitiría visibilizar al importancia de la continuidad del soporte del sistema científico en Argentina.
“En este momento en el cual la ciencia argentina está siendo un poco vapuleada, donde parecería que no es prioridad, es importante pensar que si lográsemos éxito eso sería un ejemplo de cómo la colaboración entre un Ministerio no existente ya y una empresa privada pueden hacer que el capital intelectual argentino haga algo productivo, capaz de beneficiar a la larga a millones a personas”, concluye.
Dra. Vanessa Gottiferdi
Licenciada en química experta en biología del cáncer
Licenciada en química por la Universidad Nacional de Salta.
Doctorado en Biología humana por la Universidad de Roma, La Sapienza, 1998.
Formación posdoctoral en Biología celular y cáncer en el Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Columbia, NY, USA.
Más de 15 años de investigación dedicados a los aspectos moleculares de la biología del cáncer.
Jefa de laboratorio de Ciclo Celular y Estabilidad Genómica de la Fundación Insituto Leloir.
Más de 25 trabajos publicados sobre transformación celular en revistas internacionales con referato.
Premio-Mención Lóreál-UNESCO, 2013; Premio Houssay, 2015; y Premio Friedrich Wilhelm Bessel, 2017.
Suscripción exitosa
¡Muchas gracias por suscribirte
a nuestro newsletter!