La Organización Panamericana de la Salud (OPS) celebra, entre el 24 y el 30 de abril de este año, la edición número 19 de la Semana de la Vacunación de las Américas (SVA).
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) celebra, entre el 24 y el 30 de abril de este año, la edición número 19 de la Semana de la Vacunación de las Américas (SVA).
Este movimiento surgió como propuesta de algunos ministros de salud de la región Andina en respuesta a un brote de sarampión en Colombia y Venezuela durante el año 2002. A raíz de estos sucesos, el Consejo Directivo de la OPS aprobó la SVA como una iniciativa continental que ya lleva 19 años de ejecución. Esta se ha consolidado y expandido por todo el territorio de las Américas. Gracias a ella, se acercaron vacunas a, aproximadamente, 908 millones de personas de todas las edades.
El movimiento incluye una lista larga de enfermedades que han ido desapareciendo del continente. Como la poliomielitis y otras que han reducido significativamente los casos. Por ejemplo: sarampión, rubeola, paperas, influenza, la fiebre amarilla, difteria, tétanos, pertusis, haemófilus influenzae B, neumococo, BCG y HPV.
Pero, a pesar de haber tenido un impacto sumamente positivo en la salud de la población panamericana, la SVA continúa teniendo objetivos por cumplir. Aún existen más de 1 millón de niños en esta región que no completan sus esquemas básicos de vacunación.
Además, la aparición de nuevas enfermedades, como la COVID-19, impulsa a continuar las campañas de vacunación para mejorar y proteger la salud de la población panamericana.
En este 2021, en el que la pandemia de SARS-Cov-2 ocupa el centro de atención a nivel mundial, y a pesar de que existen diferentes vacunas que se demostraron efectivas contra esta enfermedad, su altísima demanda y todavía escasa distribución hicieron que la SVA haga foco en otra enfermedad ya conocida y en constante mutación: el virus influenza estacional.
Priorizar la vacunación contra la influenza estacional intenta cumplir dos objetivos: por un lado prevenir las enfermedades respiratorias (y en consecuencia las hospitalizaciones en los países en los que se iniciará la temporada de gripe). Por otro, apoyar la lucha contra pandemia de COVID-19 a través de la liberación de camas y la disminución de uso de O2 y respiradores.
El virus de la gripe protagonizó la pandemia más mortal de la historia, la gripe española se cobró la vida de, aproximadamente, 50 millones de personas desde el año 1918. A partir de entonces, los seres humanos han hecho un enorme esfuerzo por detener el avance de esta enfermedad.
Fue así como, en 1940, Thomas Francis Jr. y Jonas Salk lograron desarrollar la primer vacuna contra el virus. Pero, debido a su gran capacidad de mutación, la inmunidad contra la influenza requiere constante actualización, reforzando mediante campañas anuales la vacunación de la población con mayor riesgo de complicaciones (niños menores de 5 años, embarazadas, personas con enfermedades crónicas, adultos mayores de 60 años, trabajadores de salud). Existen 2 contraindicaciones para la vacuna:
Es altamente recomendable que las personas que hayan tenido COVID-19 se vacunen contra la influenza una vez que los síntomas hayan remitido, debido al riesgo fatal que puede existir tras una complicación grave por contraer la gripe.
Ha sido comprobado, a través de los años, que la vacuna contra el virus influenza es completamente segura. En este año en el cual el COVID-19 representa una grave amenaza para cualquier sistema sanitario, debemos vacunarnos contra la gripe y evitar hospitalizaciones y muertes por enfermedades respiratorias.
Es una enfermedad altamente contagiosa reconocida desde hace más de 2.000 años, cuyo único hospedero natural es el hombre. Normalmente, la enfermedad se caracteriza por fiebre, tos, coriza y conjuntivitis, seguida de una erupción maculopapular característica. Sin embargo, 1 de cada 1.000 casos resulta en daño cerebral producto de una encefalitis a causa de complicaciones de la infección.
El hecho de que se mencione al sarampión en este artículo se debe a que es una enfermedad que se creía erradicada gracias a la existencia de la vacuna. Pero, debido a que a la falta de adherencia, ya sea por ignorancia o descreimiento de los efectos de la inmunización (corriente antivacunas), desde hace un tiempo se está viviendo un rebrote en toda la población panamericana.
La SVA es una excelente oportunidad para que todos los países de la región colaboren para poder eliminar de manera definitiva de las Américas al virus del sarampión. Incrementar y mantener una cobertura mayor de vacunación en toda la población. Reforzar la vigilancia epidemiológica. Realizar notificación inmediata ante cualquier caso positivo. Estas son las claves para lograr los objetivos que se propone esta campaña.
Para terminar, es importante recordar que los médicos, sea cual fuere su especialidad, deben tener una conducta activa frente a la vacunación. Interrogando a los pacientes acerca de su estatus. Respondiendo dudas en torno a la vacunación. Difundiendo la importancia sin subestimar los beneficios potenciales de las vacunas. El contexto de pandemia debería reforzar aún más esta conducta.
Desde la OPS, la campaña de promoción de la SVA contará historias de cómo las vacunas nos acercan a momentos, las personas y a los objetivos que más nos importan. “Las vacunas nos acercan. #Vacunate”es su lema.
OPS Salud Pública de la Facultad de Medicina, UNAM (México)
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